Recuérdame

En tu mirada luce la tardía alba de primavera
Y en ella me regocijo en un efímero instante,
mas no me conoces, ni sabes recordarme.
Siendo yo un solo suspiro en tu eterna espera.

Y rápido sucumbo al balanceo de tus tallos,
que en silencio persigo en turbios pensamientos.
Tú, impecable imperfecta, dulce flor de invierno,
en el olvido cederá el saber de cuánto te amo.

Mi dulce flor, recuérdame…

Aullaré a las tierras heladas de enero sin rencor,
invisible existo en unos ojos incapaces de amarme.
Mi afligida vergüenza mostraré al mundo sin rubor,
no temo al vacío si sé que tal vez puedes recordarme.

Con susurros te hablo en silencio cada frío amanecer
¿Cómo clamar tu atención?, persiste en mi tormento…
Y tras frágiles nubes de nácar vuelvo a desaparecer,
sin que tu mirada se pose en mi ni un solo momento.

Mi bella flor, recuérdame…

Adorable flor de invierno, yo te suplico: ¡libérame!
Insólito es este amor, siendo yo tan solo el viento,
frena el absurdo antes de que expire mi turbado aliento.
Bajo tus frágiles pétalos vivirá mi moribundo juramento,
y cuando ya no esté, yo te ruego, dulce flor: recuérdame…

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