Parca

Con sombras apareces de la fría nada,
pretendes ahogarme en recelosa congoja,
mas te aguardo desde las primeras nanas
y ya no temo que la muerte me coja.

Abrazo jovial tus melodías pavorosas,
las que todos rehúyen al verte acudir.
A mí me parecen las más dulces notas
tras renunciar al innato apetito de vivir.

Un hombre no es animal si no anhela vida,
no existe ser vital si su dignidad perece,
y despacio muere, sin opción a noble huida,
al abandonar los sueños antes de su muerte.

Mas no hay sueños creíbles que uno albergue,
tales como: pensar, reír, tocar o quizás amar,
si gozar de sencillos presentes no se puede
cuando cuerpo y sentidos, se van, y dejan de actuar. 

Así que, llévame contigo, aún estoy despierto.
Dócil seguiré la siniestra melodía que cantas
pues no puedo pensar, ni reír, ni tampoco amar.
Llévame donde las almas aún puedan volar
porqué en esta vida, Parca, yo ya estoy muerto.









 


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